Eres la niña-pájaro de los sueños.
Antonio Miranda
De la Maestría en Literatura Venezolana de la Universidad de Carabobo nos llega Miozotis Araujo (Valera, Edo. Trujillo 1977), participante de los talleres literarios del Departamento de Literatura con Reinaldo Pérez Só, Carlos Osorio, Adhelys Rivero y el siempre amigo Luis Alberto Angulo.
Sus palabras metafóricas se asoman por primera vez a la ventana poética; su voz y su estilo son contraste con el mundo y se transfiguran para volvernos al asombro; sus palabras se mueven en el desconcierto, desnudas de artificios. Sus títulos, aún inéditos: Supernova y Desierto Florido nos dejan degustar de estos ejercicios líricos que emanan de una gran personalidad; un misterio que crece a las orillas de un prado inundado brotando pequeñas flores de color azul celeste, una variedad de Nomeolvides hecha mujer.
Allá
donde mis ojos no alcanzan a los tuyos
el cielo tiene una Cruz de Estrellas en el pecho
y las ciudades calles con nombre Astral
en el sur aunque con la mayor sed
en un parto insólito
de sus hendiduras fecundadas
expulsa colores infinitos
el desierto
No hago esbozos de caminos
Para alejarme de la luz
Sé bien cómo moverme en esos parajes
Desnudos de vegetación
Maestra en estar perdida
Gato
ya no eres
tótem de piedra
ni cuidas a las preñadas
como antes
ahora
ingrávido
deambulas en la noche
ladrón de alientos infantiles y
aguardas por el pipote de basura
que deja tras de sí el pordiosero
anulas con tus pelos
lívidos y lentos en el aire
el nacimiento
eres
toxoplasma con sigilo
padre sin escrúpulos
mártir
exilio.
No tengo tiempo de atenderte
Espera afuera
estoy alimentando a mi nombre.
Sus palabras metafóricas se asoman por primera vez a la ventana poética; su voz y su estilo son contraste con el mundo y se transfiguran para volvernos al asombro; sus palabras se mueven en el desconcierto, desnudas de artificios. Sus títulos, aún inéditos: Supernova y Desierto Florido nos dejan degustar de estos ejercicios líricos que emanan de una gran personalidad; un misterio que crece a las orillas de un prado inundado brotando pequeñas flores de color azul celeste, una variedad de Nomeolvides hecha mujer.
Allá
donde mis ojos no alcanzan a los tuyos
el cielo tiene una Cruz de Estrellas en el pecho
y las ciudades calles con nombre Astral
en el sur aunque con la mayor sed
en un parto insólito
de sus hendiduras fecundadas
expulsa colores infinitos
el desierto
No hago esbozos de caminos
Para alejarme de la luz
Sé bien cómo moverme en esos parajes
Desnudos de vegetación
Maestra en estar perdida
Gato
ya no eres
tótem de piedra
ni cuidas a las preñadas
como antes
ahora
ingrávido
deambulas en la noche
ladrón de alientos infantiles y
aguardas por el pipote de basura
que deja tras de sí el pordiosero
anulas con tus pelos
lívidos y lentos en el aire
el nacimiento
eres
toxoplasma con sigilo
padre sin escrúpulos
mártir
exilio.
No tengo tiempo de atenderte
Espera afuera
estoy alimentando a mi nombre.
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