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Canción del hijo


Sé que eres mi madre
y sabes que te amo.
Isaías Medina López



El domingo pasado fue el Día de las Madres, de todas, incluso de aquellas que todavía se encuentran alegres, en su gravidez serena. Y es que, desde aquel poema de Juan Liscano, (1915-2001) Canto tu grávida cintura, no leía semejante ternura; una mata de sangre, un pecezuelo dormido que habla desde la fecunda matriz enamorada.
Tal es la ocasión para entregarles un poema de Gustavo Pereira, Canción del hijo en el vientre, donde el florecimiento de próxima cosecha se comunica con la madre llena de abundancia, a través de sus aguas, sus caderas.
Gustavo Pereira es un poeta nacido en la isla de Margarita (1940), pero que ha sabido, con su prolífica producción literaria (más de treinta títulos) y numerosos premios, incluido el Nacional de Literatura (2000) atravesar con sus imágenes y metáforas a toda Venezuela.
Vaya este hermoso poema a todas las Madres; a unas, para que recuerden con amor sus momentos de preñez; a otras, para que disfruten mientras crecen sus cinturas como crecen los ríos en mayo.

Canción del hijo en el vientre

Es poco lo que puedo darte
Nueve meses solos nueve meses de temblor
La palpitación repentina atravesada a tu vientre

Báñame con champaña báñame con besos interiores
Derrite sobre mí la elasticidad de tus ojos
Que mil arroyos de acero penetren por mi cordón
umbilical hasta
la médula de mis pequeñas energías

Es poco mil flores de humo es poco un movimiento
instintivo
Mi dedo flexible sin uñas se dobla
Mi brazo flexible sin huesos te acaricia
Madre mía madre mía tú la que te pierdes de vista
Por un tubo largo veo tu garganta envuelta en llamas
A través de tu estómago me llegan
las dulces palabras que me susurras desde arriba
madre que apenas conozco.

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